Lilit es una figura legendaria de la mitología (o del folclore) judío: la primera esposa de Adán, anterior a Eva, y como un demonio que raptaba a los niños en sus cunas por la noche, madre de los súcubos. Se la representa con el aspecto de mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado, generalmente pelirroja, y a veces alada.
Podría ser una interpretación metafórica sobre la existencia del primer grupo de nuevos humanos Homo sapiens sapiens, que la leyenda nombra como Adán y Eva, pero que en realidad era un colectivo. Lilit sería un demonio nocturno mesopotámico con tendencia a asesinar niños.
Se considera que existe una conexión entre Lilit e Inanna, la diosa sumeria de la guerra y el placer sexual.
También podría estar relacionada con el mito griego de Lamia, una reina libia que mantuvo relaciones con Zeus; después de que Zeus la abandonara, Hera robó sus hijos, por lo que ella se vengó robando los hijos de otras mujeres.
Lilit en la BibliaLa única mención expresa en el Antiguo Testamento de dicha criatura aparece en Isaías 34:14: ופגשו ציים את־איים ושעיר על־רעהו יקרא אך־שם הרגיעה לילית ומצאה לה מנוח׃ Que es traducida en la versión de la Biblia de Jerusalén como: «Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilit y en él encontrará descanso». Compárese con otras traducciones, como la de de Nácar-Colunga, donde Lilit (לילית) se traduce por Lamia: «Y las bestias monteses se encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará á su compañero: la lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo». Otras versiones, en fin, traducen el término como ‘criatura nocturna’ o ‘lechuza’.
Otras leyendas
Otras leyendas apuntan a que Yahvé creó a Adán y Lilit como un andrógino unidos por la espalda. Más tarde los separó y ocurrieron los hechos explicados anteriormente.
También hay otra que explica que entre Lilit y Eva hubo otra mujer, creada ante los ojos de Adán de dentro hacia fuera: huesos, vasos sanguíneos, músculos, piel. Cuando la mujer se completó, Adán no podía mirarla como a una mujer, sino como una masa de sangre y vísceras. Se dice que Dios la destruyó y luego creó a Eva.
Se le ha encontrado cierta semejanza a Lilith con las Xanas (Janas: Dianas) astures y las lamias del folklore vasco, aquellos seres similares a las hadas, a las ninfas y a criaturas de la Naturaleza semejantes, servidoras y a veces representantes de la propia Diosa Mari (la Gran Madre y también la Madre Tierra), que castigan y premian a los humanos (uno de sus regalos favoritos es la posibilidad de transmutar el carbón o paja de sus favorecidos en oro); que habitan en montañas, cavernas, cuevas y oquedades diversas, así como en manantiales y fuentes; y que a menudo aparecen hilando o alisando su largo cabello con unos peines de oro que semejan la media luna, o recorren los cielos, aureolada su cabeza con el blanco resplandor de la luna llena, o bien cruzan el firmamento portando una hoz de oro mientras arrastran consigo las tempestades y se envuelven en unas lenguas de fuego que desdibujan y afilan sus miembros inferiores.
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